miércoles, noviembre 05, 2008

25 años de democracia

Participemos para una Mejor Calidad de Vida.
Enrique Luis Liccardi Sañudo

El 30 de octubre de 2008, ha cumplido 25 años el regreso de la democracia en nuestro paìs y todavía, no hemos podido superar la etapa primaria de la misma, que es la democracia electoral. Hasta ahora, en estos años, votamos con la frecuencia que indica la Constitución.
No hemos logrado tener una democracia de ciudadanos, una democracia institucional y sólida. Me parece bueno reflexionar al respecto, ya que las instituciones no gozan de prestigio social, pero esto no solo es culpa de éstas, sino también de los ciudadanos que no exigen su buen funcionamiento. Hay una crisis de representatividad de una institución básica como son los partidos políticos, que se ha ido acrecentando desde 1985 en adelante.Hoy, hay un partido cuasi-hegemónico y fracturado al mismo tiempo, en el que el poder sólo se debate dentro de su ámbito, induciendo a la apatía ciudadana y por supuesto a su decadencia.
Existen intentos de abrir nuevas opciones pero chocan contra la realidad, son organizaciones creadas a imagen y semejanza de un líder, que motoriza la estructura, pero sus errores y virtudes son soportados por el conjunto.Cuando los errores superan a los aciertos, la estructura colapsa, y un nuevo derrumbe hace ver a éstos intentos como movimientos espasmódicos, ante una ciudadanía incrédula que visualiza a estos grupúsculos y a sus intentos fallidos, como un nuevo intento de jugar a ver quien se queda con el poder, por el poder mismo.
La cantidad de partidos políticos, no hace más que confirmar esta idea popular, la implementación de artilugios legales pero no legítimos, en un país donde la política es señal de actividad deshonesta, inmoral, y con altas dosis de falta de ética.Una carrera política nace dentro de un partido político, y no creando uno. Seguramente nadie pensaría en formar una universidad para recibirse de médico, arquitecto o abogado.
La renovación de la clase política exige: no aumentar el número de partidos, sino limitar la renovación en el ejercicio de todos los cargos electivos.La falta de idoneidad, imaginación, e incompetencia para encarar una actividad política, genera un problema muy grave y por eso tenemos una calidad de vida tan deficiente. Hay una proporcionalidad directa entre la calidad de vida de los habitantes de un país y la calidad de sus instituciones. Mientras esto no sea rescatado tendremos un escenario político desacreditado como el actual, debates con acusaciones, aún en dirigentes que poseen un nivel de educación con el que podrían plantear cuestiones más elevadas, sin recurrir a los agravios personales.
La sociedad no concurre a las elecciones, no participa de la política con entusiasmo, no confía en las instituciones, y se encuentra convencida que cualquier renovación polìtica no va a poder traer un cambio.Tenemos que hacer un esfuerzo para que la democracia tenga mejor calidad y las instituciones funcionen más allá de las calidades personales de sus funcionarios.
El Congreso ( Nacional, Provincial y Municipal -Consejo Deliberante-) es una institución que está muy desacreditada porque no cumple su función, pero la ciudadanía carece de la voluntad de generar una renovación de sus equipos, y cae en falsas opciones, o cree que el voto positivo se ejerce alejado de su conciencia.
Las democracias que funcionan, carecen de una alta dispersión de partidos políticos, y muchas veces aquellos que hacen conciencia de su voto, llevan a cabo un voto instrumental: voto a tal fracción porque me asegura que va a controlar determinadas cuestiones o porque va a apoyar determinadas otras.
Con nuestra participaciòn, nuestra conectividad, nuestro trabajo y esfuerzo,
podremos mejorar la calidad de vida.